Elegí este día para compartir con frecuencia vivencias que me han marcado en mi profesión o en mi privacidad. Y para no extenderme en prosa simplemente diré que el rock ha hecho parte de mi cotidianidad desde 1990.
No fue de la mejor manera. Cuando en la ciudad donde naciste los 'hit parades' los marcaba una sola emisora, plagada de baladas románticas y pop edulcorado, la referencia al rock clásico o el rock latino era escaso o nulo (o mal de amigos). En este momento tengo presente un breve contacto con el sonido estridente. Fue tener en mis manos un acetato del Nada Personal de Soda Stéreo de 1985.
A los 9 años solo había descubierto el aroma de un disco en discos apilados en una rockola Phillips. De Julio Iglesias a Los 14 Cañonazos. Algunos eran obsequios de mi papá a mi mamá. Por eso, cuando hacía una tarea en la casa de un compañero de escuela y encontré otra pila de discos la sensación ya era conocida. Con la diferencia de cambiar a Noel Petro por un instantáneo coro: "Despiértame cuando pase el temblor".
Dos años después, ya en el colegio, recuerdo que estaba en el coro. Voz solo para aullar, pero de niño uno canta como un ángel. Y entre el repertorio de canciones de Franco de Vita y Ricardo Arjona asomó una obsesión: la de aprenderme la canción 'Igual que ayer' de los Enanitos Verdes. Y la misma persona que tuvo el acetato de Soda resultó coleccionista de la banda argentina. Total, que en una noche me la aprendí.
Aunque no es una anécdota estrambótica, esas primeras mechas encendieron mi búsqueda por el rock en español. La música en inglés eran parábolas del demonio y los casetes podían encubrir el gusto con falsas portadas hasta de Canticuentos para aprovechar descuidos y en solitario gritar a voz en cuello. Pero llegó Maná y su 'Me Vale' nublaron la vista y junto con 'La Pachanga' de Vilma Palma e Vampiros crearon el estado de coma. Sin Beatles, sin Black Sabbath y sin muchos otros hasta más adelante.
Por eso hoy dedico un especial al rock argentino de la década de los ochenta. Al ser mi primer y tibio contacto, el paso del tiempo puso todo en su lugar. Esa historia la contaré luego. Nos veremos a las 8:00 p.m. en mi Facebook para contarles más anécdotas. Y presentar esta página personal.
Escríbanme a juanchopara@gmail.com y compartamos más historias.